Aceite:
La región andaluza ha sido, durante siglos tierra de olivos. Una de las peculiaridades más destacadas de la producción aceitera andaluza es, sin duda, el peso que va adquiriendo el aceite de oliva virgen extra, en una apuesta conjunta por ofrecer una gran calidad y conservar todas las propiedades saludables y naturales de las aceitunas de las que procede, ya que el aceite de oliva virgen extra únicamente se somete a procesos mecánicos en su extracción. Otra peculiaridad de la aceituna es que también se puede consumir como aperitivo.
Pescados:
La mayor despensa marina de Andalucía se encuentra al alcance de la mano, por lo que no es de extrañar que allí se produzcan algunas de las mejores conservas de pescado del país. La Costa del Sol es famosa por su “pescaíto frito” pero son los boquerones lo que más se consume entre los lugareños y los visitantes de Málaga. Si te gustan las gambas, las de Huelva no tienen rival. Si quieres probar el mejor atún, no dudes en acercarte a Barbate. El atún de almadraba es uno de los manjares más deliciosos esta zona, saludable y rico en Omega 3, tan beneficioso para el organismo.
Embutidos:
Otro tesoro de Andalucia son las chacinas porcinas, que se elaboran sobre todo en : Granada,, Córdoba y Huelva. En Córdoba se encuentran los jamones de Los Pedroches, con epicentro en el municipio de Pozoblanco, que armonizan con finos de Jerez, amontillados y manzanillas jóvenes. En Granada encontramos el jamón de Trevélez, reconocido por el sello real de Isabel II, que se encuentra en las Alpujarras granadinas, las Sierras de Lújar y Gádor y Sierra Nevada.
Quesos:
En España tenemos más de 150 variedades de queso, destacando en Andalucía los de mezcla, que pueden elaborarse con leche cruda o pasteurizada, y los ecológicos, sin productos químicos.
Vinos:
En la costa andaluza se encuentran algunos de los viñedos más antiguos, dando lugar a bodegas con botellas muy diferenciadas. Existen los blancos secos con madera, con mucha personalidad; los blancos secos naturales, más estructurados y con un consumo obligado en sus primeros dos años; y los dulces. Sin olvidar, por supuesto a los de Jerez.
Frutas y verduras: La tierra andaluza es rica en frutas y verduras, que la industria conservera se ha encargado de permitirnos comer todo el año. Algunos ejemplos son los guisantes, que en el sur de España se toman rehogados con jamón; las judías, llamadas aquí habichuelas, ideales en ensalada o rehogadas.
Agua:
Desde las montañas de Sierra Nevada llega un agua mineral con todas las propiedades de las rocas que atraviesa. En España existen manantiales desde el siglo XII pero no fue sino hasta el XX cuando empezó a envasarse.
Dulces:
La cultura musulmana dejó en Andalucía una amplia tradición de dulces, que ha ido evolucionando hasta incluir manteca de cerdo entre sus ingredientes. Lo alfajores, hechos con pasta de almendras, azúcar y miel y con IGP Alfajores San Enrique en Medina Sidonia (Cádiz); los mantecados, con harina, manteca, almendra, azúcar, canela y ajonjolí, cuya procedencia se disputan Antequera y Estepa; y polvorones, una variación moderna de los mantecados, son imprescindibles.
